El llanto que no dejaba salir y cuando lo saqué, sólo recibí miradas extrañadas, pero ningún abrazo, ningún consuelo. Sólo miradas.
Así que lo guardé de nuevo y desperté.
Falta algo, una mano o unas palabras, pero no sirvo para eso. Yo soy la fuerte, implacable y de acero en la que todos se contienen.
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