Me di vuelta hasta quedar de guata, apoyé mis antebrazos mientras sostenía el teléfono, pero siempre preocupándome más por la comodidad, arreglé la ropa de cama y mire la esquina de la pieza. De pronto me sentí atrapada en una cárcel cualquiera, esos ladrillos todos del mismo color, con esas grietas que piden libertad a gritos!
La respuesta siempre es sí. Arriésgate!
La respuesta siempre es sí. Arriésgate!
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