"Vivimos al borde del sentido."

5.22.2015

Padre.

Padre mío, te diría que no duele sólo para dejarte tranquilo. Te diría que estoy bien, que no me enoja, que ni siquiera me apena, Sólo para que seas feliz.

Padre mío, llevo tantos años mintiéndote, no sabes lo feliz que me haría retroceder el tiempo y revivir los buenos tiempos de mi infancia, o al menos volver a ser tu querida hija.

Pero padre mío, el tiempo ha pasado y cada vez me dejas más, quizás fue mi error, al alejarme cuando fue la separación, quizás fue el tuyo, al no intentarlo más. Al final sólo siento que no era tan importante, que no me amabas lo suficiente como para luchar con todas tus fuerzas por mi, tu, hasta entonces, única hija.

Padre mío, ahora que tienes otra vida, una nueva y lejana, puedo decir que estás equivocándote. Porque yo me acerco, pero tú te y me alejas. Quizás es porque nunca has sido capaz de amar como mi madre y yo, o quizás es porque no te das cuenta del dolor que está enterrado en mi alma.

Padre mío, aún después de todos estos años, a veces escucho un auto atravesar el portón y recuerdo la dicha que sentía al verte a ti y a mi amada madre bajarse del opel verde y viejo, riendo. Inlcuso hoy me duele que no hayas luchado, ni por ella, ni por mi. Y me enoja que ahora te hayas transformado en alguien que no conozco, y me enfurece no poder decírtelo a la cara porque al final me da pena romperte. No quiero romperte más.

Padre mío, no sabes el daño que me has causado. No sabes cuántos años llevo ocultándote mi dolor. No sabes cuántos años llevo mintiéndote. No sabes lo mucho que te adoro, mientras tu adoras a tu nueva familia y me dejas aquí, al lado.

Padre mío, sólo quiero que estés tranquilo, que seas feliz.

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