Otro cuento

Tomó su toalla y se dirigió a la zona de la piscina, sentada en una silla tomando el sol, miró a su alrededor para reconocer rostros y se sorprendió al ver un rostro en especial, unas manos en especial, se escondió detrás del libro porque temía de lo que podría pasar, pero pronto fue descubierta y conversaron, jugaron, rieron, se miraron.
Ella quería ir al agua a hacerle compañía, podía hacerlo, nada la retenía en el suelo, excepto por su miedo y su preocupación, ¿cómo iba a lanzarse al agua después de casi haber muerto ahogada hace tan poco tiempo? ¿Cómo iba a hacerlo de forma pura si en realidad estaba enferma?
Recién estaba sanando de su miedo y dándose cuenta de otros problemas.

Recién estaba empezando a entender su mayor problema, el único que es realmente importante poder sanar. ¿cómo explicar el miedo de herir a alguien cometiendo los mismo errores una y otra vez?

-no quiero volver a herirte, para eso necesito tiempo y cariño, volveré a sentir puramente, ten paciencia.

Recuerdos.

Hoy fui a ese centro comercial que está en la florida, pasé por el patio de comidas y tuve pena de pensar en los obstáculos que intentamos superar, después pasé por ese estacionamiento, el que no tiene techo y aunque no puedas ver las estrellas, es hermoso, entonces lloré porque recordé todas las carreras, las competencias de sólo pisar las líneas blancas, las idas en familia, las idas en pareja, las risas, los coqueteos, los abrazos, los besos, nuestras manos entrelazadas y tu auto rojo, todas sus historias y las nuestras en él, las idas de vacaciones, los enojos, las penas, las canciones, las risas... sobre todo recuerdo las risas, tu risa burlona, tu risa de maldad, la risa del doctor malo malito, tu sonrisa.