"Vivimos al borde del sentido."

1.28.2017

Y ya se va.

Quedan tres días y se termina el primer mes de este año.

Hoy sentí tanto miedo, pensando en la relatividad del tiempo, imaginé que un día de estos voy a despertar y va a ser 4 de Abril y me voy a tener que despedir de todos los que amo. Pienso en el aeropuerto, en la despedida, en el avión y lloro.

No puedo evitarlo.

Estoy aterrada, no quiero dejar esos corazones que tanto me hacen sentir, no quiero pasar ni un minuto sin abrazarles con el alma, y no puedo hacer nada más que patalear por ellos. No puedo quedarme, y me asusta imaginar todo lo malo que podría pasar, pero sé que tengo que pensar en lo bueno que podría pasar también.
Por ejemplo, en un año puede ser que tenga un lugar donde vivir y mi familia entera pueda quedarse ahí. Por ejemplo, en seis meses me puede ir pésimo y vuelvo a Chile. Por ejemplo, pueden ir a verme todos.

El problema es que esas suposiciones no me deja tranquila, quiero vivir contigo, con ellos, con todos. Los quiero en la realidad, no sólo en la memoria!

Pero sólo puedo patalear por ello.


Y para peor, no soy capaz de explicar todo lo que siento. Quizás es como cuando ibas en el colegio y tenías que presentar algo frente a todo el colegio, y se te apreta todo, te cuesta respirar, sientes como si alguien estuviera sentado sobre tu estómago y tus pulmones y tu corazón y te podrías desmayar, y no puedes no presentarte, no puedes hacer nada más que esperar a que pase! Y lo peor es que ni siquiera sé si lo voy a hacer bien o no, ni siquiera sé si estoy preparada.

Esto es un salto al vacío, igual que lo fue ese día que me gusta tanto recordar, porque me mantiene lejos de esas sensaciones terribles de la partida.



No me quiero ir! No me quiero ir! No me quiero ir! No quiero no quiero no quierono quiero no quiero no quiero!

Pero tengo.

La pileta.

Me hizo tan feliz cuando me invitaste a salir, porque yo pensaba que no te iba a ver más.

Es difícil mantener la distancia cuando mi corazón sólo quiere disfrutar al máximo tu existencia. Me cuesta tanto aguantar las ganas de tomarte la mano mientras caminamos, de apoyarme en ti cuando estamos tirados en el pasto, medio muertos, pero tan despiertos.
Podría pasar tanto tiempo mirándote a los ojos, escuchando todo lo que quieras decir, todo lo que necesites. Eso es.

Todo lo que necesites.


Ese gusto a poco que me deja el final, pero esa felicidad que me das, sin hacer nada especial.
Me dejas con ganas de cantar a todo pulmón, de bailar libre, de volver a verte alguna vez. Esas ganas de hacerte cariño, como si fueras alguien importante. Esas ganas de conocerte.

Esas ganas de fundirme contigo.

Pero no te preocupes, esto sólo me da alegrías, tu sólo me das alegrías. Voy a soñar, y disfrutar cada momento, porque de eso se trata la vida, de celebrar todo lo que viene, lo que se queda y lo que se va, también.

Y hoy te celebro a ti, a tu altura, a tus manos, a tu nariz de gato, a tus ojos expresivos, a tu voz, a tu mente, a tu pavez, a tu existencia, a tu decisión.

Diría que te quiero, pero no te conozco.





"Tanto como a veces quiero comer pan en la mañana"

1.11.2017

Gaspar

    El cielo estaba empezando a iluminarse, las horas habían pasado sin que se diera cuenta, igual que la vida. Ya era 16 de Julio y ahí seguía él, sentado, mirando el cielo tras pasar toda la noche observando el horrendo reflejo de la luna en el Mapocho. Al ver la luz del amanecer, sus ojos se empaparon, porque sabía que ya salía otra vez el sol, que ya era el día en el que él perdía otro año más de su vida. 
    Hacía trece años que no trabajaba, ahora con 78 recién estaba empezando a preocuparse de sí mismo. Y mirando el amanecer se sumía en el arrepentimiento más grande, porque nunca cumplió nada de lo que alguna vez soñó. Pasó toda la vida pensando que iba a tener tiempo para cumplir sus proyectos después. Pero ahora que lo veía con tantos años y experiencias encima, sabía que no era del todo su culpa. Desde muy niño siempre tuvo que hacerse cargo de las cosas, sus padres le recordaban a diario que él debía ser responsable, que el dinero era muy importante, que estudiara para tener buenas notas, que entrara a la universidad y que recibiera su título para conseguir un buen trabajo, que encontrara una buena esposa, se comprara una linda casa y tuviera 3 hijos.
    Que fuera feliz. Que tuviera estabilidad.

    Recién ahora estaba dándose cuenta de que la felicidad no es la estabilidad. Aunque claramente ayuda, el tener dinero y un lugar donde vivir. 

"Claro que ayuda." - murmuró.

    Pero él también entendía porqué sus padres le decían eso. Su padre era un hombre honrado y humilde, que no había terminado el colegio y trabajaba de forma esporádica por poco dinero. Mientras su madre era una mujer trabajadora que no terminó la universidad porque había quedado embarazada. Cuando terminó de criar a su primer hijo, decidió entrar a trabajar, pero como no tenía ningún título, dado que lo que quería estudiar era una carrera mal cotizada, también tenía trabajos con malos horarios y peor paga.

    Gaspar los detestó por muchos años, quizás más de los que debió. Pero al final los perdonó, porque entendía que para ellos la felicidad era la estabilidad. Dejar de andar corriendo todos los días, partiéndose el lomo para recibir un poco de dinero a fin de mes.
    Gaspar estaba lleno de arrepentimiento. Por odiar a sus padres sin entenderlos, por haber dejado que las ideas de ellos calaran tan profundo en su propia noción de felicidad y por no haberse dado cuenta antes de que debía haber hecho las cosas de otra forma.

"Ay mamá. Ay papá." - dijo mirando al cielo.

    Hoy, ya con 78 años, recién se había perdonado a sí mismo. Lamentablemente el perdón no quita el arrepentimiento. Tenía tantos sueños, tenía tantos proyectos, quería conocer tantos lugares y ayudar a tantas personas. Pero en vez de hacer eso, tuvo buenas notas en el colegio, estudió en una buena universidad, recibió un importante título, trabajó en una oficina de 8 a 6 por 40 años hasta que ni su cuerpo, ni su mente daban más. Conoció a una buena mujer, compró una linda casa en un buen barrio, tuvo 3 hijos, puso todas las protecciones posibles para que su familia y sus cosas estuvieran seguras y vivió viéndolos un par de horas al día, más fines de semana. Vivió contando los días para salir de vacaciones, ahorrando dinero para llevar a su familia a algún lugar bonito donde descansar, calculando los años que le quedaban para empezar a tener tiempo.
  Perdió su vida esperando a tener tiempo.

    "Eso es lo que nos hace el sistema." - decía en voz alta, mientras las luces de las calles empezaban a apagarse y la ciudad se despertaba lentamente. A través de las ventanas veía madres sirviendo apuradas el desayuno a sus hijos, mientras los regañaban porque llegarían tarde, padres que ya se habían ido a trabajar. El sonido de autos, alarmas, bocinas y motores llenaba la ciudad. Pero a Gaspar le encantaba ver las luces en las ventanas de los edificios, era pacífico y terrible al mismo tiempo. Todos sobreviviendo, trabajando, sin darse cuenta de lo que pasa. Sin entender, sin siquiera cuestionárselo.

"Eso es lo que nos hizo la educación." - Le gritó a un joven empresario que pasaba en bicicleta por el Parque Forestal.

    "Nos dicen que así es la vida, que esto es lo que tenemos que hacer, cuando en realidad llegamos aquí sin pedirlo ni quererlo. Llegamos aquí a vivir una vida que nadie desea. Aparecemos en este lugar hostil, lleno de otros como nosotro. Nos obligan a trabajar para personas que no conocemos, mientras ellos crecen y nosotros nos achicamos, mientras ellos nos aplastan. Trabajamos toda la vida esperando recibir alguna recompensa, pero lo único que recibimos es la destrucción, lenta, de nuestros sueños, nuestros ideales y nuestra dignidad. Lo único que hacemos es vivir en lugares diminutos sin siquiera un árbol que nos de sombra, comprando cosas como locos, porque es lo único que nos hace creer que vamos bien, que esto es lo que queríamos de la vida, que somos grandes como la cantidad de cosas que tenemos.
   Cuando en realidad, aparecimos aquí porque distintos químicos se unieron azarosamente hasta que un corazón empezó a latir, sangre corría por venas, como combustible corriendo por mangueras de autos y paf, despegamos para contaminar todo lo que somos en el interior. Entendimos todo mal, el combustible no es la comida más cara, es el amor. A esta perra vida le falta mucho amor."








El 2017.

A veces me siento incapaz de contar una historia. Anoche leía un libro definitivamente cautivador y me quedé atónita analizando lo simple y profundo del lenguaje. La verdad es que me siento incapaz de hablar desde un lugar que no sea el estómago, desde las emociones, y muchas veces, por no decir siempre, mantengo partes ocultas que son mis pequeñas complicidades con mis propios recuerdos, eso debe ser amor.

He descubierto que me amo, a pesar de todo. Aunque muchas veces quisiera ser más flaca, tener menos estrías, o incluso volver a tener pelo, me toco y me amo, me siento hermosa y deseada. Me amo, me amo, me amo, me siento perfecta al tacto y me encanta analizar todo, pensar en todo mil veces y sentir. Me encanta sentir plenamente, me encanta ser yo.

Y aunque quisiera poder escribir historias, lo mío es manchar de sangre los papeles con mis intestinos, porque así funciono, visceral, soy no más.

Hay que aprender a amarse por completo, pero es algo que pocos hacen, y es algo que se cree, es sólo para las mujeres, cuando no es así. Ámense, amémonos todos! Casi siempre quisiera ser como los de sense8, pero creo que con los amigos que tengo me basta y sobra porque son los mejores.

Que viva el tequila, que viva la amistad, que viva el año nuevo del 2017.
¡Que viva ser decidida y lanzarse por completo al vacío de la incertidumbre del futuro!
¡Que vivan las infinitas posibilidades existentes en el espacio-tiempo y lo relativo que es todo!

Buenas noches.








*Es tan fácil cautivar hombres, te pones encima y les ganas así como así. Gracias chiquillo de año nuevo por todo el cariño que me diste sin pedir nada de vuelta. Gracias por decirme todas esas cosas buenas de mis besos, de mis cariños, de mi mente, de mi ser.

La breve historia de la altura.

    Quería dejar constancia de una historia breve pero intensa que empezó y terminó (o casi), en estos días.

Voy a partir contando de esa vez en que fui a Bellavista.
Ustedes que me conocen, saben que yo no salgo mucho, saben de los problemas que tengo siempre que voy a salir de noche y saben de las constantes llamadas de mi santa madre. Bueno pues esta vez le mentí, y salí sin que me importara nada, tras haber comido pizza con mucho queso y picante y haber tomado una buena cantidad de tequila, o vodka, o piscola, ya no recuerdo.
Esa noche estaba empecinada en conocer a alguien que me gustara, porque eso quería, una pizca de emoción instantánea, no más esperar por el futuro (Alemania), quería sentir ya mismo, vivir ahora! Claro, no funcionó, los amigos de ese amigo con quien nos juntamos no me parecieron interesantes a primera vista, así que, como siempre, decidí caer por mi cualidad física favorita: la altura.

Rebotamos de bar en bar hasta que llegamos a dormir a la casa de 'la altura'. No pasó nada real, pero sí me fui con un extraño amor por 'la altura', no pude para de pensar en él y quería saber más sobre quién era. Pero no me acordaba ni de su nombre, así que mi vida siguió expectante por Alemania, sin más emociones instantáneas, aunque sí varias veces me acordaba de 'la altura' y trataba de recordar algo que me dejara encontrarlo en internet, pero no, nada de nada, sólo su altura.

Tuve una semana ocupada, ya ni me acordaba de él', cuando recibí la invitación de año nuevo. Una fiesta como las que a mi me gustan, llenas de "extras", algunos amigos, mucho alcohol y muchas oportunidades de conocer gente nueva.
Entonces, ya pasado el rato, ya pasados los shots, llegó 'la altura', nos saludamos, conversamos mucho después en la cocina y nada más. Cuando ya no quedaba mucha noche, estaba medio dormida en una silla del patio, así que le dije a mi amigo que me ayudara a llegar a 'la altura', y él me empujó, no miento. Me empujó directamente hacia 'la altura'.
Al chocar le pedí disculpas mientras me acercaba decidida a darle el mejor beso de su vida, y quizás de la mía, y así lo hice, y los disfrutamos al máximo. Me propuso ir al baño, accedí. Recuerdo dos baños, un sofá afuera del baño de abajo y luego mi bota afirmando la puerta, el celular sonando, el ruido de llaves, gente golpeando como locos. Y por supuesto, a 'la altura' ahí, conmigo, encerrados en ese baño sin importar lo asqueroso que estaba, ni la cantidad de gente esperando, ni las consecuencias.

Salimos cuando ya había luz, avergonzados de haber hecho a tanta gente esperar, pero ya no estaban. Fuimos hasta la cocina muertos de sed, con esas sonrisas culpables pegadas en la cara, todos decían cosas pícaras, y nos miraban con ojos achinados, pero no me importaba, yo sólo quería agua.
Fuimos a sentarnos a un sofá, conversamos cercanos y llegaron los amigos para que partiéramos a nuestras casas. Todos se bajaron antes que nosotros, 'la altura' vivía por Irarrazaval, pero entre besos nos pasamos y cuando le dije un tanto sobresaltada, me respondió sonriente: "sí sé". Fue entonces que me enamoré de 'la altura'.
Llegamos a Los Alerces, pero nos devolvimos a Grecia, caminamos hasta el República de Siria y nos quedamos conversando en esa plaza por horas, haciéndonos cariño como si nos conocieramos de años, como si confiaramos plenamente en el otro.
Incluso, un hombre que pedía plata nos dijo que entre nosotros había mucho amor y mucha pasión, y nosotros nos reímos montones, ambos sabíamos que la realidad era otra, ¿o no?


Ya a la hora de almuerzo él se estaba durmiendo, así que nos separamos, pero se sentía algo extraño en la despedida. Quedamos de no pensar en lo que pasaría, pero ustedes saben que soy terca, y no pude no hacerlo. A la tarde tras haber dormido, no me aguanté y lo contacté, me aceptó y me habló en seguida, y yo lo amé otra vez, sin siquiera conocerlo. Desde entonces no hemos parado de hablar, ya van 10 días y seguimos hablando, pero ya no desde el amor, si no desde el desamor.
Un desamor extraño, demasiado amistoso y cercano, demasiado apañador, demasiado parecido al amor.

Llegamos a eso tras una deliciosa noche de verano, a las 10pm en la Plaza Ñuñoa, queríamos salir a comer, pero allá es todo muy caro así que bajamos por Irarrázaval, miramos el HBH, me contó sobre el Medio Kilo y la gente ebria del final de las noches, y al final entramos al Insert Coin. Para ambos era la primera vez y pareciera que todo el mundo lo sabía, no es que hubiera mucha gente tampoco, si era martes. Pedimos papas vegetarianas porque sí, él un sub-cero y yo algo con Jäggermaister, el mío estaba más rico. Ahí notó que yo era muy perceptiva y no dejó de mencionarlo más, cada vez que puede. Comimos y volvimos a la plaza, nos sentamos bien cerca, con harto cariño, y hablando de la honestidad y la comunicación en las relaciones nos pusimos a conversar sobre nosotros, yo me iba a Alemania y él quería trabajar sus temas en soledad; ahí estaba, esa sensación de freno que me daba él, ahí todo tuvo sentido.

Dimos opiniones, escuchamos atentos y disfrutamos los silencios en caricias plenas, caminamos hasta mi casa y dijo que se acababa, acepté, no como si pudiera haber hecho algo diferente, me acerqué al portón, abrí, di media vuelta y le volví a dar un beso gigante, pensando que iba a ser la despedida final. Entré, me saqué toda la ropa y la dejé en el canasto de ropa sucia, me puse pijama, y me senté a tomar té. Entonces se me vinieron a las mente más cosas que argumentar en la conversación, no pensando en cambiar el resultado, si no sólo para tomar en cuenta. Y como ya no tenía nada que perder le dije, seguimos hablando más hasta las 5am, quedó de re pensarlo, yo sólo esperaba, aunque eso no evitaba que igual le diera vueltas infinitas al tema.
Lloré desahogando la rabia que me da esta perra vida que te trae lo que deseas en el peor momento posible. Lloré por los 2 años que desperdicié intentando mantener viva una relación que ya estaba muerta, y que podría haber usando en tantas otras cosas. Lloré por haber conocido lo que tanto quería, ese amor que me ponía a mi antes que a todo, pero que sólo llegué a saborear. Lloré porque hasta me hizo dudar de mi plan de vida, y quise dejarlo todo, a pesar de no conocerlo. La verdad es lloré por sentir algo tan extremo de forma tan abrupta, algo que pensé que jamás volvería a sentir. Pero ese llanto me hizo bien, me hizo mejor que cualquier otro, aunque esa es otra historia.

Nos volvimos a ver unos días después, intentando no tocarnos, pero tras risas y disfrutes, fue imposible. Y en la confusión del tacto me dijo que no, y se acabó.
Pero seguíamos abrazados, medio durmiendo, conversando en ese tono despacio de los amantes, y con esas miradas de las que se escapa el interés y la preocupación. Y entonces las palabras finales: 'ya Dani, me tengo que ir'. Esas palabras que a cualquier Dani le rompen el corazón porque sabemos que eso significa que ese final del que se hablaba, llega para quedarse, que ahora se siente. Pero quedó una propuesta pendiente, quedó una deuda, quedaron montones de conversaciones pendientes, pero quedaron las cosas claras, y se acabó.
Mientras sacaba su bici del patio, tocamos 2022 en el ukulele, una versión rápida y con errores, pero completamente genuina, con miradas honestas y risas.

Lo acompañé a la reja, nos despedimos con cariño como si fuera un amigo que no volvería a ver jamás, cerré la puerta, suspiré y volví a la casa para cantar a todo pulmón, mientras lanzaba la ropa al cesto de ropa sucia. Me duché y cuando tomaba otra taza de té, vino la iluminación. Escribí una canción entera en tiempo record! La toqué y la toqué hasta que me dolieron los dedos y en ese intertanto él me volvió a hablar, y entre globos y colores, de nuevo sin nada que perder, le envié las dos canciones.
Le gustaron, a mi también.

Eso fue todo, seguimos hablando y hablando y hablando, seguimos infinitamente interesados en el otro, escuchando atentos, seguimos admirando lo que llegamos a sentir, lo aleatorio de toda la situación y aprendimos montones de lecciones en tiempo récord!

Eso fue todo, esa fue la historia entre 'la altura' y yo, pero les voy a decir eso sí, que se llama Sebastián.
















---------------------------
Lo único que sigo dudando es si su "querer estar solo" era sólo hacer introspección, o incluía salir con muchas chiquillas y culear harto. Por mera curiosidad, total yo no tengo nada que ver con eso.

Y como conclusión de la historia, porque recordemos que en este blog escribo lo que se me antoja, quería escribir lo siguiente:

Me encanta lo liviana que ha sido esta situación, lo puro de los sentimientos y la falta de esa sensación turbia de una ruptura normal. Estoy contenta de todo lo que pasó aunque a veces me de tristeza, y aunque a veces quisiera estar acostada sobre él, y desear fundir nuestros cuerpos y hacerle cariño por todo el tiempo que sea necesario, y mirarlo a los ojos firmemente, y escucharlo atenta, y sentirme liviana y pequeña porque me pudo levantar como si nada mientras estábamos en ese baño mugroso.
Tengo buenísimos recuerdos y van a ser más, aunque no sean de pareja, no me importa. No me importa lo extraño que sea todo esto, me alegra haberlo vivido, porque conocí a una persona más que vale la pena guardar con cariño en el corazón.