"Vivimos al borde del sentido."

10.20.2014

veinte de octubre del dos mil catorce.

Hoy me acordé de ti, de lo mucho que detestabas los días como hoy, porque esperas mucho, aún sabiendo, que era muy probable que no pasara nada tan emocionante, y que sea simplemente un día más.
Por un momento, creí con todo mi sentir que pasaría algo, algo distinto, hoy sería el día en que todo cambiaría, en que mi suerte iba a mejorar por fin o quizás sólo alguna cosa pasaría, que me hiciera sentir especial, querida, cualquier cosa.

Pero en vez de eso, me siento aún más lejana de lo normal, siento como si fuera un fantasma que deambula por este departamento, por esta ciudad, por este país y el otro también.

Me siento como un caminante sin rumbo, sin habla. Sin pies.
Atrapado en este planeta, siempre acompañado pero solo en realidad.

Y como siempre, sigo creyendo en el destino y la magia, en los sueños. En el puto azar que nada ha hecho por mi, pero sigo creyendo que ya llegará ese algo que no logro encontrar, que ni si quiera logro saber qué podría llegar a ser, pero que necesito, me lo dicen el cuerpo muerto, el alma desolada y la mente desesperanzada, todos los malditos días de mi vida.



Porque el único día en que deciden hablar de la desesperación monetaria y pelear y discutir, es el único día en que pido con desesperación y con por favor y con el corazón y las manos y el cuerpo y los ojos y la boca y los oídos y los pies y los riñones y los dientes y los óvulos, que no lo hagan.

Pero gracias por la torta y el almuerzo, estaban super ricos.




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